Quienquiera que escuche mis palabras puede juzgarme, y no se lo reprocharé. No pretendo justificarme, pero sólo pediría que se pusiese en mi lugar, que comprendiese que el dinero era mi única salida.
De todos modos, siento todo el daño que haya podido causa.
¿Que si maté a Christian?
Todas las pruebas parecen demostrarlo, pero sólo yo sé que eso no es posible, que el mero hecho de imaginar que él está muerto me parte el alma en dos.
Intentaré contarlo todo desde el principio, para que usted, incluso yo misma, podamos averiguar qué fue lo que ocurrió.
Así comienza mi historia: me llamo Gabriela y llevo una doble vida.
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